Consejos Prácticos
Una serie de consejos prácticos no vendrán mal para todos aquellos que quieran acercarse a Santiago a través de este largo camino, que tiene la ventaja de la soledad y la inmensidad. Es fundamental proveerse de un calzado cómodo para caminar.
Es conveniente llevar zapatillas de deporte o botas, ligeras (es decir, que no pesen) además de transpirables, con cámara de aire u otro sistema de amortiguación, que ajuste bien en el empeine para que no se deslice el pie, y lo suficientemente amplias para mantener los dedos libres. La talla debe ser un número o número y medio mayor que el calzado habitual, donde el pie se encuentre cómodo una vez esté bien atado el calzado.
Es necesario entrenar, por lo menos desde un mes antes de iniciar el viaje, sobre todo si no se está acostumbrado a hacer marcha, con el mismo calzado que se va a llevar. Debe hacerse a paso rápido, unas 2 ó 3 horas aproximadamente cada día, lo que equivale a 12-15 Km. Esto, que es poco comparado con lo que en el camino se hará, permite un cierto entrenamiento de las piernas y el mantenimiento de un ritmo. Sirven todos los trucos. Por ejemplo, caminar con un manguito de un kilo en cada tobillo permite muscular un poco las piernas y uno tiene la sensación de volar cuando se ve libre de él.
Documentarse sobre lo que se va a hacer tiene la ventaja de poder planificar las etapas, no solo en función de los kilómetros, sino también en función del interés cultural que puedan despertar los distintos pueblos.
La mochila debe elegirse con cuidado para que sea más una ayuda que una carga. Debe pesar poco, adaptarse bien al cuerpo, ajustarse a la cintura y al pecho y, si puede ser, que tenga también tensores entre el saco y los hombros con el fin de que la carga no tire de ti hacia el suelo. Llena, no tiene que sobrepasar el diez por cien de tu peso corporal, como máximo. Para que esto sea así, hay que elegir con mucho cuidado la ropa, en función de su peso más que en función de su atractivo; si se pueden compaginar las dos cosas, mejor.
El vestuario no necesita ser muy abundante: quita y pon. A poder ser toda de algodón. Un pantalón corto, tres camisetas, dos mudas de ropa interior, tres pares de calcetines de algodón, una falda o pantalón largo (nunca vaquero, por ser más pesado) para cuando se deje de caminar; un jersey grueso o forro polar, una capa para la lluvia que no pese, sandalias de goma para la ducha, detergente en polvo para lavar (sin la caja de cartón); un cordel para tender la ropa, imperdibles en lugar de pinzas, y sombrero o gorra. No hay que tener miedo a pasar frío, pues siempre se tiene la opción de ponerse encima todo lo que se lleva, si hiciera falta.
No olvides los útiles de aseo, pero solamente lo más imprescindible ya que no habrá tiempo ni ganas para las curas de belleza. Tratar siempre de proveerse de muestras ¿quién no conoce la farmacia de al lado de casa?, ya que pesan menos y se pueden ir tirando los envases: pasta y cepillo de dientes, gel de baño, cortaúñas, peine, pinzas de depilar, maquinilla de afeitar no eléctrica. No hay que cargarse de cremas, basta una para el sol y una hidratante. Dos toallas de aseo o un pareo. Un rollo de papel higiénico: sirve de papel, de pañuelo y de servilleta, y se puede reponer en cualquier sitio.
El botiquín que se necesita está muy lejos de ser una farmacia ambulante. Conviene llevar algún analgésico por si se tiene algún dolor importante, del tipo del paracetamol; un antiinflamatorio en pomada, spray o gel, por si te ocurre una tendinitis o un tirón que impida andar; tiritas de buena calidad; una aguja de las de vena sólo para tu uso personal, que te servirá para poder pinchar las ampollas si te salen y tijeritas, por si tienes que cortar algo. Un consejo: si te sale una ampolla, no hagas lo que dicen los “expertos”, eso de pasarle el hilo y dejárselo puesto. Se trata de caminar, no de hacer penitencia. La ampolla puede ser pinchada con la aguja de inyección (no, de coser) por varios sitios y vaciada con ayuda de un trocito de papel, nunca debe cortarse la piel y hay que intentar pegarla bien con una tirita para que no se mueva. Si la ampolla es grande o está en zona de apoyo (planta, talón), o en zona de roce, se debe utilizar un apósito de gel hydrocoloide, Compeed o Hansamed, que alivian el dolor.
Otros útiles de interés son: una cámara fotográfica/teléfono móvil, un cuaderno y un bolígrafo. Tampoco te sobrarán una bolsa para la ropa sucia o húmeda y una lista con los refugios donde puedes pernoctar. No olvides proveerte de una bolsa para recoger tus desperdicios y transportarlos hasta el contenedor más próximo.
Por este camino es obligado llevar siempre agua, por si no se encuentra fuente o hace calor, pero no te cargues de provisiones. Compra la víspera para el desayuno y el almuerzo, ya que no debes caminar sin algo en el estómago, pero reserva la comida fuerte para cuando termines la etapa… Recuerda siempre que el número de ampollas es directamente proporcional al número de kilos de la mochila y al tipo de calzado. Si tienes que caminar mucho y te sudan los pies, haz un alto en el camino y cambia los calcetines por unos secos, colgando los otros en la mochila por si los necesitaras más tarde.
Es aconsejable comenzar a caminar por la mañana muy temprano, apenas se pueda ver donde se pisa: hace menos calor, se cansa uno menos y se dispone de más tiempo para disfrutar del paisaje y del paisanaje. Si ya tienes una edad o padeces algún tipo de enfermedad o tomas fármacos de manera crónica, sé prudente: madruga para ponerte en marcha, descansa a las horas de mayor insolación, acomoda el peso a tus posibilidades y no cometas imprudencias. El Camino de Santiago, cualquiera que sea el itinerario elegido, te proporcionará una nueva experiencia de vida y este será tu reto.
Cuando llegues a Santiago te darás cuenta de que el Apóstol te ha servido de pretexto para acercarte más a las gentes y conocerte un poco mejor.